lunes, 14 de octubre de 2013

Texto 7

La plaza


El asado del 1º de Mayo se suspendió porque la lluvia no dejó de caer en toda la noche. En casa no había lugar y el barro, en el terreno del Peca, no dejaba llegar al fondo. Era imposible. Papá y el Peca, que por primera vez habían aceptado pasar juntos el “Día de los Trabajadores”, decidieron dejarlo para más adelante. Ambos confiaban en que “el Celeste” volvería a dar motivos para festejar. Ambos coincidían, también, en que eso sería pronto. La reunión se desarmó. Los dos padres tenían planes diferentes para la tarde pero coincidieron por tercera vez en un día y los niños nos quedamos en casa del Peca sentados sobre el piso del zaguán. Habíamos comenzado un partido de telenti entre tres a 500 puntos y nadie quería darlo por perdido. Las cosas venían como para día histórico.
            El secreto del Telenti consiste en no separar demasiado las piedras que luego tendrás que juntar. El tiempo para la recolección es breve y hay que aprovecharlo. El juego requiere cierto malabarismo. En especial la maniobra de soltar una piedra al aire para levantar las del piso sin dejar caer ninguna. Yo estaba en plena prueba del 3, en la segunda pasada, cuando comenzamos a escuchar el Himno Argentino. En su bulín, sin que nadie lo joda, el peca se paró y bebió un vaso de vino antes de gritar: “Viva, Perón carajo”.
            En el silencio mas profundo del Telenti una voz poderosa, profunda y pausada comenzó a escucharse. Venía de la radio 7 mares del Peca y de varias en la vereda de enfrente. La Cadena Nacional trasmitía el discurso de Perón. El primero en Plaza de Mayo después del exilio y al parecer nadie quería perdérselo: "...Compañeros: hoy, hace veintiún años que en este mismo balcón, y con un día luminoso como el de hoy, hablé por última vez a los trabajadores argentinos. Fue entonces cuando les recomendé que ajustasen sus organizaciones, porque venían días difíciles... No me equivoqué, ni en la apreciación de los días que venían, ni en la calidad de la organización sindical, que a través de veinte años...
            La radio queda muda. Algo impide que se escuche la trasmisión. ¿La habrán cortado? El peca frena de golpe la costura. Prende un pucho. Baja la radio del mostrador y se la lleva a la oreja como para no pederse nada de lo que se dice. Sus ojos se achican y se le frunce el seño. Nosotros lo miramos. Dejamos de jugar. Lo vemos preocupado. El Peca tuvo un infarto al corazón y cada vez que se calienta la esposa le grita que la va a dejar viuda con un hijo y una hipoteca. La voz reaparece, como por milagro. Se escucha: “...Decía que a través de estos veintiún años, las organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más mérito que los que durante veinte años lucharon...
            Hay un murmullo que impide escuchar a Perón. No se entiende que dice. En realidad no se sabe si esta hablando. Se corta otra vez el audio. El peca, nervioso, tira el pucho y mueve las perillas. Se escucha: "...Por eso compañeros, quiero que esta primera reunión del Día del Trabajador sea para rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes sabios y prudentes que han mantenido su fuerza orgánica, y han visto caer a sus dirigentes asesinados, sin que todavía haya sonado el escarmiento...
            El peca tira el pucho. Putea y escupe un gargajo de saliva contra el vidrio. Se pasa la lengua por los dientes como para limpiarlos y mueve la cabeza como negando. ¿Qué pasa papá? le pregunta el Colo en nombre de todos nosotros. Y el peca nos responde: que nos cagaron. Que lo engrupieron al viejo y le llenaron la cabeza. La radio como si se encendiera sola emite: "...Compañeros, nos hemos reunido nueve años en esta misma plaza, y en esta misma plaza hemos estado todos de acuerdo en la lucha que hemos realizado por las reivindicaciones del pueblo argentino. Ahora resulta que, después de veinte años, hay algunos que todavía no están conforme de todo lo que hemos hecho...
            El peca apagó la radio. Le encajó una patada a la puerta del bulin y todos quedamos adentro como presos. Él apoyó sus dos manos sobre la mesa de trabajo. Eran inmensas. Levantó la cabeza y nos dijo: la cagamos. De ahora en más estamos solos. Somos pichones de corral de tiro. La puta que los parió. La madre del Colo entró asustada a ver que pasaba, según ella en la tele se veían corridas con la policía, disparos sobre las columnas de obreros y sindicatos que estaban en la plaza. Ninguno supo que decir. Abandonamos el telenti.


Diario La Unión
13 de mayo 1974
Policiales.

“…En la noche del sábado, sobre las 20:15 hs cuando el padre Carlos Mugica se disponía a ingresar a su Renault 4L azul, matrícula C-542119, que había sido dejado estacionado junto a la iglesia de San Francisco Solano, en la calle Zelada, 4771, donde había celebrado misa, fue tiroteado por un individuo con bigotes achinados, que se bajó de un vehiculo estacionado muy cerca. El individuo efectuó cinco disparos, de ametralladora "Ingram M-10", que impactaron en el abdomen y el pulmón. Carlos Mugica además recibió un “tiro de gracia” en su espalda. El padre Vernazza, alertado por los disparos salió de la iglesia al oír los disparos, corrió a darle la unción. El herido llegó minutos después al Hospital Salaberry donde murió.
A las nueve de la noche el doctor Vicente Dolico, certificó que las causas del fallecimiento fueron "heridas de bala en tórax, abdomen con hemorragia interna”. Según los facultativos que lo atendieron en primera instancia Carlos Mugica recibió un “tiro de gracia en la espalda."

(continuará.....) 

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